dimecres, 23 de gener del 2013


DUDAS

Ando desorientada. No se adonde me dirijo.
En mi camino hay muchos indicadores,
que me señalan nuevos recorridos,
Yo, lejos de seguir las instrucciones,
miro el mapa y no sé adonde me dirijo.

Hoy, me han dado vela en un entierro,
pero yo no sé quien era el muerto.
Hoy, me han pasado el testigo de mi vida,
pero yo no sé como vivirla,

Hoy, me han saludado por la calle
pero yo, no he reconocido a nadie.
Hoy, me he sentido ganadora en mi batalla,
pero alguien por mí, ha arrojado mi toalla.

Hoy, me han regalado unas flores,
pero yo no sé cual es su nombre.
Hoy, me ha empapado la tormenta,
pero nadie, me ha prestado su chaqueta
Hoy, he aprendido que mi vida,
 me ira mejor si sé vivirla

Hoy por fin, me he dado cuenta,
que a mi vida, le he de dar la vuelta.
Hoy, me han pasado tantas cosas,
que si he de contarlas, me quedo corta.

diumenge, 20 de gener del 2013

RECORDANDO A LOS TRENES EN DESUSO


EL VIEJO TREN EL NUEVO TREN
El nuevo tren hace el camino que el viejo tren antes hacía
Recién pintado todo muy nuevo, al viejo, al pasar se mira
Lujoso, enseñoreado, lleno de nueva vida
Sus pasajeros sentados en muy confortables sillas
El viejo tren se ha quedado tan solo en su vieja vía….
Vagones sucios de barro y sus ventanas vacías
reflejan lo solitario que se quedó aquel día
en que allí lo abandonaron
La vía muerta es la vida que al viejo tren le ha quedado
Testigo de nuevos cambios al nuevo tren, él lo mira
desde el destierro obligado, desde sus sillas vacías
desde su tiempo gastado, gastado de tanta vida.

En un bastón apoyado un abuelo se lo mira
Y asi le dice el anciano mirando las viejas vías:
Recuerdo aquellos años en que tu me recogías
al salir de mi trabajo, tu pitido ensordecía.
Siempre ibas con retraso
¡Como añoro aquella vida!. ¡Como recuerdo el pasado!
Es el paso de la vida, que a los dos nos ha hecho ancianos
Tu durmiendo en estas vías, yo en el asilo asilado
Tus ruedas el tiempo oxida, mis huesos se vuelven blandos
Pronto una chatarrería de tus hierros se hará cargo
Y yo acabaré mis días en un cementerio olvidado
Es el paso de la vida que a los dos nos ha hecho ancianos.


UN TREN PUEDE DECIRNOS INFINIDAD DE COSAS SOBRE NUESTRO PASADO...

   Afortunadamente, de estos, de los trenes antiguos, los cineastas se encargaron de guardar las imágenes. Aquellas películas donde la ruidosa locomotora, envuelta en una nube de vapor, emitía aquel agudo pitido en algunas, y en otras ese sonido como afónico, como si se tratara de una locomotora resfriada, aquellas portentosas máquinas  generalmente de color negro, signos en otros tiempos de un progreso imparable,
 imponentes trajineros de caminos férreos, en donde todo estaba permitido transportar: Aquellos son los verdaderos padres de lo que hoy en día es nuestra red ferroviaria: Nuestros Talgos, Aves, trenes de largo recorrido, o de cargas especiales etc,  etc.......Nuestro presente en definitiva...

  Pero yo, no dejo de pensar en como sería el viaje en uno de aquellos antiguos trenes...De hecho, y sin ir demasiado lejos en lo que yo he vivido, puedo recordar que allá por la década de los  sesenta - setenta,
uno de esos trenes, el que llegada de Port-Bou...era casi poco más o menos como uno de aquellos, solo que en lugar de ser arrastrado por una máquina de vapor, era ya eléctrica, eso sí, una mole inmensa de color verde pino, que al pasar por la vía, a poco que estuvieras cerca, te hacía sentir como la tierra temblaba bajo tus pies, y si además estabas cerca de un puente de esos metálicos, el sonido ensordecedor, hacía que aquello pareciera que fuera a derrumbarse....Tras su enganche una carrefilera interminable de vagones del mismo color y gente asomándose a las ventanillas. 

  El patio donde yo vivía, lindaba con la vía del tren...¿Entienden ahora porqué hablo de trenes?...A veces, desde abajo, desde el lugar más cercano donde se me permitía estar, me sentaba a esperar aquel tren que a diario, a veces con retraso, otras veces puntual, pasaba por delante de mis narices. Imaginaba entonces que ese tren, algún día me llevaría a alguna parte...a algún lejano lugar, en donde las cosas fueran distintas...En donde no hubiera que estudiar para ser algo en la vida, en donde no hubiera que trabajar para comer y en donde los mayores no te castigaran si hacías alguna travesura...

   Ahora, después de unos años vividos, y perdida la inocencia de la niñez, tan solo le pediría a ese tren que me llevara a un mundo donde no hubiera miseria, donde no hubiera crisis, ni guerras, ni abusos, y donde sí, hubiera que trabajar, pero dignamente, y en donde la palabra "paro", solo significara "Estoy descansando un rato", en donde la palabra "desempleo" solo significara "Yo no trabajo por que lo he escogido así", en donde la palabra "crisis" ni tan siquiera existiera, y en donde la palabra "fraude" no se hubiera inventado.. .

  Creo que ese tren todavía no está inventado ¿Verdad?





dissabte, 19 de gener del 2013

JUEGOS DE PALABRAS


                                  JUEGOS DE PALABRAS


Los juegos de palabras acuden a mí.
Y entre las frases de algunos poemas,
de esos que escribo sin saber ni como
ni cuando, solas se encadenan.
Sin saber del todo si es que al escribir
lo hago pensando, o piensan por mí
las musas que inspiran
esas frases sueltas que acaban rimando

Y esta es mi poesía, Nada más sencillo
Solo sé que escribo Que sin darme cuenta
sin saberlo apenas, de entre mis escritos
que llenan libretas, salen nuevas frases.
que en el papel nacen, formando  poemas.



Juegos de palabras o no: Llámenle como quieran. Lo cierto es que una se pone a escribir y a menudo ocurre que la mente se queda en blanco por unos instantes, luego el teclado hace de las suyas, y te llama a intentarlo, a pulsar las teclas. Esa musiquilla que emite un teclado convencional, no uno de los digitales por supuesto, y que a poco que le des caña, se anima él solo. Es como si un músico se arrancara en un solo de piano sin saber en principio que va a tocar. Pues lo mismo. La mente en blanco...Que frase por otra parte, tan poco creíble ..Una piensa: Sí, me he quedado en blanco y no se ahora mismo que escribir, pero sin embargo, en blanco, en blanco...no estoy, o por lo menos mi pensamiento no lo está, pues sigo dándole vueltas a mil y una temáticas que en este momento me bombardean y que quizás sean las verdaderas responsables de que me haya quedado en blanco para escribir......En fin señores, que como "Me he quedado en blanco", les dejo sin haber conseguido escribir nada de nada.



LA MENTE EN BLANCO
Como el pesado canto de la chicharra.
Como la luz que la noche, le roba al día.
Como fugaz tormenta, tras de mi ventana.
Como otoño triste, con sus noches frías...
Así es como me veo, en esta mañana...
¿Dónde se fugaron mis fantasías?
Se fugó la noche, con ella, mis ansias..
Ansias de volar, lejos de mi vida.
Lejos de quereres, que agotan mi alma.
Lejos de este sueño, que es mi pesadilla
Y que aún despertando, no logro olvidarla.
Olvidarlo todo, no tener mañana,
Ni hoy , ni después, ni noche, ni día.
No tener pasado, no pensar en nada.
Con la mente en blanco....Así viviría....

¡Ay! La mente en blanco.....
¿Y..quién ha inventado esta tontería?
El que lo inventó...No me conocía.
No sabe que yo..Con la mente en blanco...
Yo....yo me moriría.





dimecres, 16 de gener del 2013

   Esta cruda estación,  que nos obliga a acarrear con ropajes pesados y abultados, y a guarecernos de vez en cuando bajo un paraguas que apenas resiste el empaque del viento, a pagar fortunas de gas para calentar nuestros hogares, y a encender la luz de nuestras casas a las seis de la tarde, esta estación, preludio de tiempos mejores, nos ofrece hoy en día la posibilidad de vivirla cómodamente. Los avances nos permiten si no disfrutar del frío, si sobrellevarlo mejor.....
  Pienso ahora en aquellos castillos que hace unos años visité: Manzanares, Turégano, etc..etc.. donde los muros, aunque anchos y fuertes, transmitían una frialdad comparable a la de  una cámara de refrigeración. ¿Cómo combatirían el frío aquellos personajes históricos, si tampoco tenían plumones ni nada por el estilo?
Aquellos salones fríos y desangelados, esas estancias alargadas, los pasillos interminables llenos de agujeritos para respirar...Esos techos altos, altísimos.  En fin, que comparados con aquellos valientes de la Edad Media, creo que hoy en día nos hemos vuelto un poco tiquismiquis.
   Yo misma, por ejemplo, en cuanto se apaga el radiador, siento que el frío me invade, me acobarda, y me deja paralizada...
   Y yo me pregunto..¿Cogerían tantos constipados aquellos habitantes de la Edad Media, como nosotros?
  Porque, según tengo entendido, el que más y el que menos, en cuanto pasamos algo de frío, cogemos uno de esos "trancazos" y no lo soltamos hasta después de un mes...

    De todos modos, y después de viajar por estos campos de España este pasado mes de Diciembre, lo que si que puedo asegurar es que en el campo, campo, ahí donde el campesino no descansa, sigue haciendo el mismo frío que en la Edad Media. Y ahí, a cielo raso, o bajo lluvias o resistiendo el empaque del viento, o pisando el terreno helado, que bajo sus pies debe crujir como cristal, sí que no hay radiadores, aunque eso sí: mejores chaquetas que nuestros antepasados si llevan..

EL INVIERNO

La noche cerrada invade los campos.
La ausencia de luz aumenta el silencio.
Reposa el gorrión. Dormita el lagarto.
Se mecen las nubes al compás del viento.
La nieve en las cumbres. El hielo en los campos.
Las noches cerradas. Inhóspito invierno.

El campo dormido, dormita en silencio.
El ganado aguarda a que llegue buen tiempo.
Los días son cortos y largos los sueños.
El sol es muy tímido. El frío es intenso.
Y al amanecer, los campos son blancos.
La escarcha nocturna, se convierte en hielo,
y al andar caminos, terrones de barro,
bajo las pisadas, se rompen crujiendo.
¡Qué largo y penoso, resulta el invierno!
para el campesino, que hace su trabajo,
pues aunque haga frío, o aunque esté lloviendo,
aunque haya tormentas no deja el arado.

Triste es el invierno que invade los campos.
Los árboles tristes, duermen en silencio.
Las aves emigran, buscando el verano,
que ofrecen las tierras, allá a lo lejos.

Mientras eso ocurre, el pobre labriego,
se queda allí mismo, mirando hacia el cielo,
observando en tiempo, contempla el arado,
se mira los campos, ahora vacíos, resecos del viento.
y…mirando a las nubes, murmura pensando:
“Mañana es Domingo, pero va a hacer bueno”
“Mañana es Domingo…Pero yo trabajo.

dimarts, 15 de gener del 2013


 MI BICICLETA

La quietud del bosque,
entre los verdes senderos,
me recuerda que hace años
entre medio de estos pueblos
montado en mi bicicleta,
cruzaba, campos enteros.

Miraba este mismo cielo,
con los ojos muy abiertos,
queriendo comerme el mundo,
que parecía pequeño.

Luego pasaron los años,
y transcurrido un tiempo,
el mundo se hizo tan grande,
que ya no podía comerlo.
El mundo me comió a mí,
volví a sentirme pequeño.

Pequeño ante tantas cosas,
pequeño, ante el mismo cielo
que hace años yo pensaba,
que era solo de el mi pueblo.
Que no existía mas mundo
que el que yo estaba viendo.

Y que era fácil vivir
pues me daban todo hecho.

Ahora veo que la vida,
es algo más que este pueblo
y veo además que este mundo
 no es como yo deseo.

Ya no me dan todo hecho,
ahora tengo yo que hacerlo.

El mundo me comió a mi.
Y yo que quería comerlo.


   En mi caso, la bicicleta no es más que una expresión metafórica. Jamás tuve una bicicleta. Quizás por ello en esta poesía, quien habla es un niño, no una niña. Quizás sea mi hermano, que él si tuvo una bicicleta. Por cierto: hacía verdaderas maravillas con ella. Se mantenía sobre el sillín, inmóvil y en equilibrio largo rato.   Incluso ganó un concurso de "La bicicleta más lenta de la carrera". No es broma. Se trataba de llegar el último en un recorrido de cien metros, sin poner ni una sola vez el pié en el suelo.  

  Una vez me dejaron una, y si he de decir la verdad, con esa vez tuve bastante. A los tres minutos de montarme ya había salido rodando por una cuesta abajo.: Las rodillas arañadas, el manillar torcido, y en la cabeza un descomunal chichón, que me hice al darme con la única piedra que había en toda la cuesta.

  . Vamos que yo soy  aquella que se sienta en un pajar y se clava la aguja......pero a pesar de ello, y a falta de una bicicleta de las de verdad, yo, pedaleo...cada día, eso sí en mi bicicleta estática, que de esa seguro que no me caigo...
   Quisiera cogerle el tranquillo a tantas cosas...Asimilar todo cuanto el mundo, la vida, me ofrece. Saber digerir todo aquello que ante mis ojos desfila des-acompasado..el ritmo frenético a que nos tienen sometidos, la falta de comprensión ante injusticias, acostumbrarme a ello... Ser un espectador más ante lo bueno y ante lo malo que la vida trae y lleva. Vivir. Simplemente vivir.
         ¿Difícil verdad?... Pues sí. Porque cogerle en tranquillo a la vida tal y como está es algo complicado
                                                             ¿No creen?                    


COGER EL TRANQUILLO

Coger-le el tranquillo quisiera
a esta vida tan absurda,
porque no me quedan dudas
de que mientras uno pueda,
con ayuda o sin ayuda
debe seguir en la brecha.

Coger-le el tranquillo, podría
si las personas dejaran
de sentir tanto rencor,
de fomentar la mentira,
si mas de uno olvidara
como causar el dolor.

Coger-le el tranquillo a las cosas
Dejar a un lado injusticias
.Fomentar solo la vida,
que el vivir nos proporciona,
Amanecer con la aurora,
 Y anochecer día a día,

Coger-le el tranquillo al aire
y no ir contracorriente,
Porque a veces uno siente,
  tal cantidad de desaires,
que casi inconscientemente
ya no se fía de nadie.

Coger-le el tranquillo al mundo
Ese mundo en el que vivo.
Un mundo a veces dañino
Incompresible y absurdo.
este es el mundo mío,
 pero también es el tuyo.

Coger-le el tranquillo a la vida,
No es tan fácil hoy en día

diumenge, 13 de gener del 2013

   
MI CASITA

Hoy la he visto a mi casita
La he buscado tantas veces,
en los sueños que mi mente
evocaba desde niña,
Hoy la he visto, sigue allí,
tan viejita como siempre,
muy maltrechas sus paredes,
y abandonado el jardín.
El pozo y el cubo de cinc,
lleno ahora de agujeros.
¿Con qué regaría mi abuelo,
si pudiera revivir?
El huerto ya no es un huerto,
es presa de matorrales,
 de zarzas, y plantas voraces
y de ratones hambrientos.
  ¿Y  en el pino que tantas veces
me cobijara en mis juegos?
¿Cuantos nidos habrán hecho
en él, los pajarillos silvestres
y cuantas arañas sus redes
habrán tejido en el tiempo?
¿Y aquel jardín caprichoso
que al empezar nuevo día
habría sus florecillas,
formando un tapiz hermoso?
¿Qué flores cultivaría
mi abuela en este terreno
ahora vacío y yelmo
si ella volviera a la vida?

La casa sigue vacía,
El tiempo no la ha borrado.
Nadie jamás la ha habitado,
desde que yo era una niña.

Tal vez entre sus ruinas
haya alguna huella mía
De mi infancia, pues de niña
por sus pasillos corría.
Me escondía entre cortinas
y jugaba al pilla pilla
lo que hace cualquier niña..
A los tres o cuatro años
Tal vez entre sus paredes
algún recuerdo olvidado,
algún resquicio me quede
de aquellos tiempos de antaño
testigo en el presente
de lo que fue mi pasado.

La casa sigue vacía,
Y mis recuerdos de niña
bullen aún en mi mente:
y si sigo recordando
los dulces momentos pasados
entre estas cuatro paredes
de pequeña aun puedo verme
jugando a  las cocinitas
y vistiendo a mis muñecas
y saltando con mi cuerda
de sonoras manecillas.

Miro el jardín descuidado
por última vez en mi vida
y ahora me veo jugando
jugando a las cuatro esquinas,
o saltando por las piedras
cantando una cancioncilla  
o haciendo castillos de arena
con aquella arena fina
ensuciándome las manos
el vestido, las mejillas.
Si aquellos años volvieran
Si yo volviera a ser niña…
Es la niñez que se aleja..
un poco más cada día.


  Cuando escribí este poema, la casa seguía en pié, destartalada como ya he dicho, desconchada, malherida, casi de muerte, pero seguía allí. La vi de casualidad , pues hacía tiempo que aún pasando por delante creía que ya no existía.: Una inmensa valla, y un terreno lleno de zarzas ocultaban su presencia  Pero un día, todas esas zarzas desaparecieron. Alguien estaba trabajando en aquel terreno. Fue entonces cuando la vi..    Pequeña. Diminuta. Más pequeña aún de lo que yo recordaba. Cuando somos niños todo nos parece más grande ¿verdad?
  A la entrada, un pequeño salón, que servía a las veces de comedor y de  cocina, una cocina diminuta, en la que si mal no recuerdo siempre había una olla hirviendo. Aquel olor a sopa, el calor que desprendía, los escasos enseres colgados en la pared, aquellos armarios de obra, tapados con cortinillas para que el polvo no penetrara dentro, y los pesados platos de arcilla siempre colocados en el platero del pollete, son recuerdos que aún, hoy en día disfruto de evocar.
  El salón, con tan solo las sillas suficientes para que todos los miembros de la familia, tuviéramos un lugar en la mesa, ni una más, que si se le rompía la pata a una de ellas, había que darse prisa en arreglarla o comer por turnos. 
   Recuerdo la ventana, que escasamente daba luz a la sala, y desde la que se veía todo el jardín, en aquellos tiempos repleto de flores de todo tipo. 
   Al fondo, casi tocando a la verja, el pino, redondo y majestuoso, y bajo el pino, un montón de arena, que mi abuelo nos puso para jugar. Allí, entre sol y sombra, al amparo de aquel pino, rodeada de arena, es donde recuerdo haber jugado más tiempo. 
   En verano incluso nos dejaban jugar con cubitos de agua, y hacíamos castillos. (Nunca nos hizo falta ir a la playa para jugar con la arena, ni para andar descalzos sobre ella..

  Bueno, cuando escribí este poema, la casa o las casi ruinas de la casa, aún estaban ahí. De ello tengo unas cuantas fotos como testigos, y gracias a ello puedo verla de vez en cuando, porque ahora, pasado unos años, esa casa ha dejado de ser un presente para formar parte del pasado de una niña que ya no es tan niña, pero que guarda entrañables recuerdos de esa niñez que nunca, por tiempo que pase, es olvidada.


MUCHO ANTES DE LA GRAN TECNOLOGIA

    Mucho antes, ya existían los ordenadores. Sí. Una vez alguien me dijo que llegaría el día en que todo el mundo en su casa podría disponer de un ordenador, y yo, que soy algo incrédula y además algo conformista, contesté ¡Hala!, eso suena a ciencia ficción. Acostumbrada como estaba a la famosa "lettera 32" de "Olivetti", en la que gracias al colegio aprendí a teclear con cierta rapidez, y en la que siempre, alguna letra salía torcida, o más borrada que las demás, (Recuerdo que en la mía  la letra A, siempre había que teclearla dos veces, para que figurara en el papel), acostumbrada al famoso papel carbón para hacer copias, o a romper hojas cuando me equivocaba ..el paso a los ordenadores me pareció todo un acontecimiento.
   Y eso que por aquel entonces, y estoy hablando del año 1973, ese paso que imagino costó dios y ayuda el darlo.. hoy en día nos parece tercermundista. Probemos sino a explicarle a un niño de ocho años que empieza a manejar el ordenador con tanta soltura, que hace tan solo treinta años no existían. A ver cuanto rato se está riendo con cara de incredulidad..
   Sí, así empecé yo, cuando sin saber porqué, cosas de la vida, un profesor, mi profesor, me ordenó que recogiera las cosas del pupitre, y que le acompañara...Por un momento creí, que a alguien de mi familia le habría ocurrido algo, pero por suerte no era eso: Simplemente era, que a mis trece años, alguien había decidido por mi, que debía cambiar ese pupitre por una mesa de trabajo en una gestoría. Por supuesto me limité a seguir sin protestar, y jamás pregunté porqué a partir de entonces si quería seguir estudiando, debería hacerlo en horario nocturno..Creo, y visto desde la lejanía, que pensé que las cosas funcionaban así....
   De repente me vi sentada frente a una enorme y ruidosa máquina (ni tan siquiera se le llamaba ordenador, sino computadora), en la que sentada me cabían las piernas debajo, y que funcionaba con fichas perforadas. Unas enormes fichas tamaño, ni se sabe, que tenían en sus laterales unos agujeritos pequeños, los cuales leía la banda tras engullirlas, como un famélico devorador, luego las devolvía, y así sucesivamente, una tras otra. Cientos, miles de fichas de aquellas pasaron por mis manos durante un tiempo...
   Más adelante la cinta perforada empezó a dejar paso al cassette, en el que se introducían los datos, y de allí se sacaban las nóminas, y todos los documentos que la impresora, ya renovada, nos  devolvía debidamente cumplimentados. Aquello sí, que era todo un adelanto y una señal de progreso..pero..

  Luego por fin, llegaron los ordenadores personales. Era todo un logro. Podíamos escribir e imprimir, rectificar sin romper hojas, hacer copias sin papel carbón,, y además ya no habría que estudiar mecanografía, puesto que en casa aprendíamos en un santiamén...

  Uno de esos ordenadores llegó a mi casa, como a la casa de tantos otros amantes del progreso que empezaban a informatizarse... La pantalla no era en color por supuesto, y las letras tenían un tono verdoso
un tanto incómodo pero, todos, yo la primera, decíamos ¡Hay que ver! que adelantos.

  Un día una persona me dijo que llegaría el momento en que los ordenadores servirían para todo, para escribir correos, para hacer la famosa y temida renta, para pagar recibos y para mandar fotografías y vídeos a nuestros amigos, solo le faltó decirme que eso se llamaría Internet y por supuesto, inventarlo, pues aunque no lo inventó él, podría haberlo hecho...

  Total, que visto lo visto, viva el progreso, que es en definitiva lo que hoy me permite escribir este comentario y compartirlo con quien quiera entretenerse en leerlo.




EL ORDENADOR

Hoy, sola ante este aparato tan impersonal
que tan solo obedece a mis dedos si pulso sus teclas
que copia todos mis pensamientos, que nunca protesta
que guarda todos mis secretos, que nunca los cuenta
Hoy, sola ante él, pensando y pensando me dejo llevar.
No hay nadie tan fiel, ni nadie tan mudo, que pueda ocultar
aquello que pienso, que me hace crecer, que me ayuda a amar.

Hoy sola ante él, si tuviera fe, quisiera rezar,
Quién sabe si Dios, allá donde esté, tendrá un “email”
Quien sabe si yo, aquí donde  estoy, podré alguna vez,
sentirme tan bien, para responder a tantas preguntas
como me he de hacer. Si saldré de dudas,
yo, alguna vez, o tal vez, yo no encuentre nunca
aquellas respuestas que siempre busqué.

Hoy, sola ante este aparato, quisiera rezar,
aquel padrenuestro que a mi me enseñaron
Quisiera que Dios estuviera en él,
que bajo las teclas de este teclado,
alguien desde el fondo, oculto debajo
quisiera por fin responder,
aquello que nadie me ha contestado.

Hoy sola ante él, sola, sola  sigo estando.
Y sola estaré, si al fin no lo apago.
Pero es que apagarlo, es como perder
aquel viejo amigo que no ha de volver.
que un día se fue, dejándote sola
Hoy sola ante él, ante este aparato
evoco momentos que mi hoy añora.

El no dice nada y solo obedece a mis manos.
Nada me responde, nada contradice,
y todo esta bien, jamás me hace daño.
Yo se que debajo de este teclado
no hay nada, de ese mundo mágico,
que estoy inventando, que su pensamiento
es el mío propio, y que sin mis manos
no existe el milagro, pues se queda muerto.
Pero es tan hermoso, andar fantaseando.....

Y mira por donde,
hoy este aparato
lo que en él he escrito,
 en algún rincón
lo deja guardado..
Y si esto no es magia,
 no existen lo magos.



dijous, 10 de gener del 2013


SILENCIO
 
Silencio, que duerme la noche,
Todo está en silencio.
Se detuvo el viento
Callaron los ecos
Se fundió la noche
en su oscuro sueño.

Callaos, que duerme la noche
No la despertéis, también tiene sueño
Duermen las estrellas, sobre el negro cielo
Duerme el mundo entero
Se sumió este mundo
en su oscuro sueño.

Silencio, todo esta en silencio
No se oyen sirenas, ni se oyen los ecos
que el día nos deja.
La noche apacigua,
las viejas heridas
que tu mente alberga.
Y tu mente sueña...

Callaos, no me despertéis,
¡Dejadme que duerma!
No me deis noticias, ni malas ni buenas
Dejadme que ignore, que ocurre en la tierra,
Las noticias malas, a mi me desvelan.
Las noticia buenas, me cuesta creerlas…
No me despertéis
Que mi mente sueña.

Y me desperté
y estando despierta
Sentí que la noche
no guarda silencio
Que se oyen los ecos,
 que no está durmiendo
Que se oyen sirenas,
 y que solo el cielo
plagado de estrellas,
 parece en silencio.

Y entonces pensé
que solo durmiendo
callaré las voces,
de todos mis ecos.

EL SILENCIO


                                                                     SILENCIO
El silencio es algo que a mi modesto entender, no existe.
¿Dónde hay silencio?.
¿En una clase, donde estás haciendo un examen?.
No. No es un silencio absoluto.
Oirás la respiración de los alumnos, el ruido del bolígrafo
cuando se deja en la mesa, el crujir de los papeles
cuando pasas de hoja, o la tos de algún alumno constipado.
¿Donde hay silencio? ¿En tu casa, cuando estás sola?. Puede.
Ahora mismo estoy sintiendo el silencio.
De repente, absorta en la quietud, percibo el “Tic-tac” del reloj,
el motorcillo del frigorífico, un coche que pasa por la calle,
mi propia respiración, 
el ruido del “boli” mientras escribo este tonto comentario, 
y hasta el zumbido de un moscardón,
que curiosamente parece estar muy interesado en mi escrito
y no deja de posarse sobre mi mano.
¿Dónde está el silencio? 
¿En los cementerios,  cuando se cierran las puertas
y callan los sollozos desgarradores de aquellos 
que han ido a dar su último adiós a un ser querido?..
..No. Tampoco ahí está el silencio.
Solo los muertos guardan completo silencio,
pero alrededor de su tumbas, 
se oye el aire al desplazarse de esquina en esquina,
 el trinar de un pájaro que no sabe distinguir 
que está en el lugar mas triste de la tierra, 
el crujir de alguna rama de los inseparables cipreses que rodean la valla,
 o algún roedor que curiosea por ahí
rascando con sus uñitas el tronco de un árbol,
el aterrador maullido de un gato vagabundo..
(No hay nada más terrorífico que oír maullar a un gato en un cementerio).
Entonces: ¿dónde está el verdadero silencio?
En ti. Dentro de ti mismo. protegido de todo cuanto te rodea.
El silencio está en tu propio pensamiento.

CAMINOS DE SALAMANCA




SI PUDIERA GUARDAR EN UN TARRO,
ESTA IMAGEN DE VERDE ESPERANZA,
PARA AQUELLOS QUE PIERDEN EL PASO
CUANDO A CIEGAS POR SU VIDA AVANZAN....


CAMPOS VERDES, TIENE SALAMANCA,
A MILLARES POR SUS TIERRAS AMPLIAS
Y LAS RESES CAMPANDO A SUS ANCHAS
POR ENTRE EL VERDE O ENTRE LAS AGUAS.

ALLA AL FONDO, LOS CAMPOS ARADOS
CON BRILLO DE  LUZ , AL SON DE MAÑANA
LA FUERZA QUE TIENE EL ESPLENDOR DEL CAMPO,
EN ESTOS PARAJES DE ENCINA Y ESCARCHA.

VOY SURCANDO CAMINOS DE SALAMANCA
HORIZONTE ESCARCHADO. LA TIERRA HELADA.


dimecres, 9 de gener del 2013

UNA DEL CHIQUILLO


                                                    LOS VENTILADORES

   Escuha, es un pueblo minero del olvidado y arrinconado Teruel, situado en medio de minas de carbón, en la actualidad inactivas, rodeado de bellos paisajes agrestes, pero poco productivos, donde las piedras, entre pinos raquíticos por la falta de agua, se encargan de formar el entorno de este lugar, y moldear a capricho las laderas de la montaña y donde el olor a carbón aún hoy en día impregna el ambiente, hasta el punto de sentir que marea.

  De vez en cuando, una polvareda fina y oscura, reseca como el aire de esta zona, tiñe los pétalos de las escasas flores que, ignorando el medio hostil en que han nacido florecen en medio del campo.

  Más arriba, cuando el pequeño pueblo parece un pesebre visto desde las alturas, subiendo por la montaña, a mano derecha, se extiende un bosque difícil de describir y aún más arriba una extensa meseta, llamada San Just, casi interminable a simple vista y habitada tan solo por solitarios molinos de viento.  (Esos gigantes modernos, blancos como la nieve misma que  en invierno cubre estas tierras, esbeltos, de hélices descomunales. Esos gigantes que nuestro Quijote no entendería por más que le explicáramos….En la meseta, siempre hace viento, un viento fuerte, huracanado…)

   Eric, tenía seis años cuando lo llevamos a aquel lugar. Al bajar del coche, el viento se lo llevaba y Eric casi cae rodando por los suelos…

Tras unas trepidantes carcajadas, miró hacia los gigantes y exclamó:

NO ME EXTRAÑA QUE AQUÍ HAGA TANTO AIRE..¡CLARO!..CON TANTOS VENTILADORES…..     ja,ja,ja.           

P O E M A


LA DANZA DE AFRICA

Danzan los negritos con sus taparrabos
Los flecos al viento, el pelo rizado,
Descalzos los pies, y siguen danzando
A veces enfermos, y algo desdentados.

Danzan los negritos y mientras los blancos
Sin pensar el ellos sus danzas filmamos.
¿Qué importa si sufren hambre o desamparo,
si luego en la “tele” los vemos danzando?

África se muere, y sigue danzando
A ritmo frenético, la danza del blanco
¿Qué importa si el hambre los está matando?
Total..son negritos no seres humanos..

Danzan los negritos al borde del lago,
A la luz de la Luna, antorchas en mano,
Mientras que sus ritos, filma el hombre blanco.
El fuego se apaga y se oscurece el llano
Y oscura su piel, se pierde en el prado.
Tal como se pierde su llanto quebrado.
Que a la luz del día, muchos ignoramos.

Danzan lo negritos, al compás del blanco..
Y mientras..el blanco..Observa su danza...Y sigue filmando...


R E C U E R D O

               Trabajo para el club de literatura escrito el día 18-6-2011



Recuerdo sus miradas, sus gestos, sus andares desgarbados, su forma extraña y ausente de comportarse. Eran seres como venidos de otro planeta. Sus ojos, demasiado grandes destacaban sobre el resto de sus caras y cada uno de aquellos oscuros seres, me observaban con recelo Me sentí culpable. Observé mis ropajes y por un momento quise desprenderme de ellos, volverlos invisibles a sus miradas. Sentí como si su curiosidad hacia mí, me dejara desnuda, tan desnuda como ellos mismos y entonces sentí un extraño mareo. Un sudor abrasivo  invadió mi cuerpo. Tiré de mis vestiduras para despegarlas de la piel, pero estaban pegadas a mi, como apresándome. Prisionera en mi propia ropa. Ellos seguían observándome, ya no miraban con recelo, ahora miraban con descaro. Sus ojos brillaban, sus dientes relucían a la luz del sol, sus pies descalzos pisoteaban ahora la arena con fuerza, golpeando a cada paso que daban. Un sonoro y sordo “tap, tap, tap” acompasado que se acercaba hacia mi con decisión. Creí que iban  a matarme. Por un momento pensé que aquella era la última hora de mi vida. ¿Qué me van a hacer? –pensé-
De repente giraron todos hacia otra dirección y se alejaron del árbol donde yo me estaba apoyando.
Cerré los ojos aliviada, y cuando los abrí de nuevo los vi alrededor de mi mochila de safari repartiéndose la comida que llevaba para mi y varios de mis compañeros. Cantaban alegres, felices y luego después de charlar un rato entre ellos, se acercaron a mí, y me devolvieron la mochila vacía del todo y en un extraño idioma, sonoro y casi insultante a mis oídos, supongo que me dieron las gracias.
Volví a oír el sordo “tap, tap, tap” y se alejaron de mí poco a poco.

CIUDAD RODRIGO

      Ciudad Rodrigo, me habla de historia. De nuevo, el viaje me habla del pasado. Un pasado repleto de nombres importantes. De nombres inscritos para la eternidad en la historia de este país.
   Ciudad amurallada. Medieval. Que posee un centro enorme histórico y palaciego.
   Estoy en estos momentos tomando café en un recoleto bar sito en la Plaza Mayor, rodeada en su totalidad por una porchada de color blanco y ocre que me recuerda a los cortijos o a una plaza de toros.

  Si, Ciudad Rodrigo, me habla de historia, tan solo paseando por sus calles, leyendo las inscripciones de sus emblemáticos edificios, pero su Catedral, majestuosa y única, rubrica todo ello y tras la explicación de la dulce guía que nos dirige, no puedo más que advertir mi ignorancia, sobre tantas cosas de tal modo que hasta me asusto.  ¿Cómo pueden haber ocurrido tantas cosas que yo ignoro?  ¿Hasta dónde llega el desconocimiento de nuestros antepasados, de lo que urdieron e hicieron para mantenerse en la cúspide, de las luchas que mantuvieron, de las artimañas, o de los sacrificios o de los odios entre familias, de las guerras entre ciudades, de las diferencias entre la iglesia y el pueblo, del porqué de cada suceso, o simplemente de cómo vivían por aquellos tiempos?   Impresionante...

   Siguiendo los pasos de nuestra guía, vemos el altar, los capiteles, y luego, la joya de Ciudad Rodrigo: El Coro... Un lugar especial de afamada popularidad magníficamente decorado. Sus alegorías al pecado son piezas únicas en un Coro. Cuentan que los clérigos lo mandaron decorar a un afamado artesano, pero que este era un judío convertido al catolicismo. Cuentan que el artista,  era un judío converso  pero poco convencido,y que justamente decoró el Coro así para burlarse de la Iglesia Católica. Así, en los asientos del Coro figuran muestras del pecado, la irreverencia, la liviandad, o la lujuria. Imágenes provocadoras que escandalizan al visitante a poco que repare en ellas, que provocan burla y escarnio., o simplemente sonrisas.

  Una exhibición de arte por los cuatro costados y de todos, el lugar más decorado que he visto en todo el viaje. No hay un centímetro cuadrado me madera que no esté tallado.

   Pero esa versión, no es reconocida por la Iglesia, que a su vez cuenta que eso lo encargaron los clérigos expresamente, puesto que si en el Coro se ilustraban imágenes santísimas, era de mal gusto sentar sus posaderas sobre ellas o darles la espalda en sus sillones, por lo tanto era mejor sentarse sobre el pecado y la lujuria.
¿Cuál de estas dos versiones creen ustedes que es la verdadera?  Ahí lo dejo.

   Al salir, un tranquilo paseo por las calles históricas, me muestra sus palacios, sus casas nobles, sus palacetes, el castillo, convertido ahora en parador nacional, la mezcla de estilos, gótico, románico, plateresco y barroco, en las fachadas, los escudos, el palacio episcopal, las murallas, las plazas, las calles con sus rincones, todo ello, me hace desear quedarme un día más entre tanta historia, pero decididamente, mañana seguiremos el viaje. Salamanca nos espera.



DE OPORTO A CIUDAD RODRIGO

    Foz de Sousa, lugar donde aparcamos durante los dos días de estancia en Oporto, me ofrece hoy, a la hora de la partida una imagen bucólica. El amanecer, aquí al lado del cauce del Duero, a pocos kilómetros de la ciudad, se manifiesta en esta mañana como algo mágico. Las aguas, aún en su recorrido plácido y sereno, camino de su destino final, se despiden de su última ribera ofreciendo una estampa en la que parecen recrearse.  Allá, enfrente, en la otra orilla, un  pintoresco pueblecito  se mira en sus aguas , que ayudadas por los primeros rayos del sol, ofrecen una visión  matutina, digna de ser evocada en cualquier pintura.
   Tomar una fotografía de este idílico paisaje es lo menos que puedo hacer para inmortalizar este momento,  consciente de que este instante mágico durará, lo que tarde la penumbra en dejar paso a la radiante luz de día.
   Supongo que este es el verdadero momento en el que yo debo decir adiós al Duero definitivamente y así lo hago, dedicándole una última mirada, mientras la autocaravana se aleja de él, mientras se hace imperceptible a mis ojos. Entretanto el viaje continúa.


   El camino es agradable. La autopista atraviesa montes de manera descarada. Sube, baja, se encarama y desciende a su antojo y nosotros con ella. Por un momento, y viendo que allá abajo, las nubes flotan agrupadas, y más abajo aún el barranco se muestra infinito, intuyo que viajamos a unas altura considerables.¿Cómo se llamará esta autopista?..Yo le pondría autopista hacia el cielo.

   Varios bancos de niebla se están posando por debajo nuestro, y entre ellos, distingo unos barrancos que presumen de una gran variedad de arbolado, caduco y perenne. Mezclas coloridas, bosques de eucaliptos, que desde estas alturas,  a vista de pájaro, como quien dice, se me antojan un gran césped, espeso y abrumador.  El cielo es azul y más azul en cuanto más sube esta carretera....

  Comparo ahora la vegetación del Alto Duero, con la de estos parajes, pero no sabría decir cual de los dos entornos me gusta más. Pienso: estoy en tierras portuguesas aún, y mientras pienso, admiro el espontáneo paisaje que la ventanilla de la autocaravana me ofrece.


   A menos de cien kilómetros de España, camino de Ciudad Rodrigo, el paisaje se abre..Una ladera plana nos abre camino y por encima de ella circulamos ahora. Abajo, muy abajo, una gran extensión sembrada de pequeños pueblos que desde aquí se me antojan blancos, aparece inesperadamente. Unos carteles nos indican que Gouveia, o Fnos. Algodres, están cerca. Por un momento siento tentaciones de salir de la ruta e investigar entre estos pueblos, pero debemos seguir adelante. Los bancales de pasto hacen su aparición de nuevo, y de nuevo robledales y pinares. Allá, mas adelante...España..

  La dehesa salmantina, entre humedales, entra pastos algo asilvestrados, al fondo la Sierra de Béjar, mostrando sus cumbres blanquecinas, Espeja, Calleja y el sol en su gran esplendor, momentos álgidos del día, en los cuales y después de haber almorzado debidamente, lo más indicado sería tomar unos minutos, robarle unos minutos al viaje para dormir una siesta, entonces, el éxtasis de esta iluminada tarde llegaría a su cénit. Pero como ya he dicho, debemos seguir.

   Después de cruzar un puente, una pequeña riera vestida de verde en sus orillas se precipita tortuosa hacia otro destino. Pequeños espejos, pintados de azul, entre el pasto húmedo de sus costados y allá entre todo esto, los toros de Salamanca, entre el agua y el verde,  entre el cielo y la tierra, comiendo felices.

dimarts, 8 de gener del 2013

LA CIUDAD DE PORTO

      Porto, querido Duero, te mima.  Sus altísimos puentes, me confirman la devoción con que sus habitantes te tratan. Desean verte desde las alturas, por eso querido Duero, sus arcos son de una gran dimensión,..Desde cualquiera de ellos, contemplan tus aguas. ¿Sabes? uno de estos puentes, es el que posee el arco más grande de hormigón de todo el mundo..¿Sabes? También el popular Eiffel, quiso dejar su impronta reflejada en tus aguas y construyó un descomunal puente para cruzarte: Un entramado de hierros, vigas, tornillos y soldaduras, formando una estructura alta y escultural, fotografiada desde todos los ángulos posibles por la gran cantidad de turistas curiosos que vienen a visitar esta ciudad...
-  Ahora una foto desde el arco...-Ahora una foto hacia arriba..-Ahora otra enfocando tus aguas que no paran quietas un momento. .Y tú, querido Duero, quizás agradecido, nos ofreces la imagen reflejada en tus aguas, esa bella imagen invertida del puente...

   Luego, en tus orillas, las barcas se turnan para pasearnos por tu cauce y acercarnos a tu desembocadura, entonces es la hora de ver esos puentes desde abajo, desde le inmensidad de tus aguas, desde la anchura que ofreces de ladera a ladera..

   Es la hora de soñar, de recorrerte en tu tramo final, de navegar entre los peces que huyen para no ser arrollados..de formar parte de tu cauce por unos momentos, de cruzarnos con las barcas que regresan, de contemplar la ciudad desde el mismo centro de tus aguas. Unas aguas invadidas por el ajetreo del turismo, pero al mismo tiempo tranquilas y apacibles.

   Has visto en tu recorrido desde que decides nacer a la luz en Los Picos de Urbión, paisajes inimaginables. Has paseado por parajes virtuosos, por recónditos lugares que solo tú y tus aguas conocéis. Has descansado en pantanos, te has recreado en el paisaje, hasta llegar aquí, donde el gentío te aclama, te acompaña, y te contempla desde diferentes atalayas.

   La catedral, te admira desde su campanario. Las bodegas de tu ladera izquierda, te saludan desde sus edificios palaciegos. Los vinateros ingleses, te escogieron a ti  como testigo de su producto estrella: El vino de Oporto, y al Alto Duero vinateiro, esa región que tú recorres antes de tu último tramo, para cultivar esa vid escogida. para su vino..

  Ahora, desde tus aguas, contemplo la zona de pescadores.  El Muro de los Bacalaeiros, el entramado de calles, callecitas, escaleras y pasadizos, que, mostrando diversidad de color, y sin pudor, enseñando la ropa que cuelga de los tendederos, se encarama a modo de rampas o a modo de escalinata, hacia las alturas de esta ciudad.. Mirando hacia arriba, el teleférico que cruza por encima de tu recorrido ante la admiración de los turistas.

  Construcciones desordenadas, gentes de mil raleas, tiendas antiguas, bares y tascas un tanto sospechosas, óxido, herrumbre, pinturas desconchadas, todo ello tiene cabida en esta parte de Porto, que es, en definitiva la que tu desde la planicie de tus aguas. alcanzas a contemplar..Pero Porto es más que eso que tu ves...A pocos metros, el esplendor de los grandes edificios, la ciudad viva y radiante, soleada y activa, se exhibe a los ojos del visitante.. .

  La Estación, vestida en su interior con miles de azulejos y catalogada entre las dieciséis mejores estaciones del mundo. La Catedral, El monumento a Pedro IV, El ayuntamiento, la calle 31 de Janeiro, el Café Magestic,  el trenecillo, que pasea visitantes, el metro subterráneo, que para cruzarte sale a la superficie y pasa por encima de uno de los puentes de hierro, los restaurantes, las tiendas de lujo...Todo esta ahí, cerca de ti, y sin embargo bastante distante de lo que desde tu posición puedes ver.

   Sí, querido Duero..O Douro, que ya hasta me gusta nombrarte en portugués...Todo eso me has hecho sentir..

  He vivido una aventura desde que decidí acompañarte durante un largo tramo de tu recorrido.  Ahora una vez que he llegado a donde tus aguas empiezan a tener regusto a sal, donde tu cauce en mas ancho, pienso que no he sido yo quien te ha acompañado a ti,  sino tú quien con tus paisajes, tus remansos, tus rincones, tus puentes, tú en definitiva eres quien me ha acompañado a mí.

  De todos modos, sé que tarde o temprano volveremos a vernos, mi querido río,  porque sea como sea, he de ver aquellas tierras que recorres y que todavía no he visto. Nos veremos en Los Picos de Urbión..

       ADIOS DOURO , O  DUERO..COMO TÚ PREFIERAS...



I R O N I A


     ¿Me permiten que me presente?....Una frase que habremos utilizado alguna vez o al menos habremos oído de vez en cuando.
   ¿Qué nos sugiere esta digamos más que frase, expresión?
   Creo que "Me permiten que me presente", es un recurso para llamar la atención, bien a aquellos que están distraídos, bien para exigir sutilmente un silencio entre quienes están hablando..
   Precede a las palabras del arrollador que necesita acaparar la atención de todos los presentes y el silencio absoluto, para que todo el mundo se entere de sus palabras.
   Precede al discurso del austero, que al decirlo pretende presentarse una sola vez, pues esto ahorra tiempo y palabras.
   Precede al anuncio de un vendedor educado, que se dispone a colocar un producto antes varias personas.
   Precede a las palabras del orador que desea ser escuchado por la audiencia...
   Lo que es seguro que detrás de las palabras ¿Me permiten que me presente? suele suceder un silencio absoluto, un dejar paso a esa persona. Representa casi como una orden en lugar de un ruego.
 
  Es una frase que podría preceder a muchas cosas, pero también podría no servir para nada, pues opino que el interlocutor, o el receptor de esta expresión, lanzada casi siempre de forma directa e inesperada, cuando la oye, experimenta una sensación contraria a la que el anunciante pretende:  Entonces, cuando respondemos ese: "si" tan deseado por el otro, realmente estamos pensado: ¿Qué rollo me va a marcar este ahora?  o "¡Hala!..otro que quiere colocarme un producto inútil" o "!Vaya¡, ya llegó el listillo que quiere llamar la atención"  o , (y éste ahora ya no se usa), lo que pensaría un padre, cuando un atrevido galán le suelta esto y se dispone a pedirle la "mano" de su hija:  "!Nada¡..Otro espabilado que quiere dárselas de formal, pero a mi no me la da".

   Normalmente, esta expresión siempre va seguida de un "si", "como no", "pues claro", "no faltaba más". Pero los dueños de estas voces generalmente están pensando: "¿Para qué habré venido?" o "¿Me podría haber ido un rato a la biblioteca o al cine en lugar de estar aguantando el rollo que éste me quiera soltar", o "Este debe ser un charlatán" etc.etc..
 
   Adoptamos entonces obligados por la situación, una postura de conformidad y a menudo solemos poner cara de interés, aunque pensemos que ésta expresión en lugar de una rogativa parezca más una imposición.

  En fin, una expresión de catálogo, que afortunadamente alguien me ha dicho que empieza a estar en desuso.
 
          A propósito.........¿ ME PERMITEN QUE ME PRESENTE?


dissabte, 5 de gener del 2013

MIRANDA DE DOURO


  Para mi, Miranda de Duero. Cierto es que "Douro" suena más dulce. sobre todo si puedes adoptar el acento que ellos le ponen, la parsimonia con que pronuncian este nombre, pero para mi, el Douro es Duero.
  ¿Habré llegado yo antes que las aguas que pasaban por Zamora, cuando estuve allí?
  ¿Sería posible que las hojas que estoy viendo en estos momentos, caídas al agua desde las alturas de un chopo cualquiera, fueran las mismas que avanzaban, sorteando cautelosamente  los arcos del puente romano?
  El agua circula mansamente, presa en su enorme caudal...¿Podría ser que estas aguas fueran aquellas mismas aguas?
 El agua circula sin detenerse, pero va despacio. Pacientemente rodea montañas, atraviesa acantilados, se despeña en turbulentas cascadas, serpentea por entre riscos, se entretiene entre recovecos, se recrea en los remansos, se detiene entre las presas, y avanza sí, pero como un peregrino avanzaría, sin prisa, disfrutando de su paseo.
  No sé quien corre más si él o yo. Pero de todos modos seguiré acompañándole, mientras él me lo permita.

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   En Miranda, Los Arrives del Duero, navegables en cierto tramo, nos esperan para mostrarnos su espectacular belleza. Desde arriba, desde la plaza de aparcamiento observamos la distancia que nos separa hasta su orilla y tras pensarlo un poco decidimos bajar andando. Una carretera un tanto incómoda y carente de espacio para peatones nos conduce hasta la entrada del embarcadero. Pero, una vez ahí, mirando hacia arriba, nos damos cuenta, de que al terminar la travesía, habrá anochecido, y que entonces habrá que subir andando, entre la oscuridad de la noche, sorteando orillas, esquivando coches, y pasando miedo. Encima, desde aquí abajo la cuesta parece ser más pronunciada de lo que era  mientras bajábamos.. Decidimos dar marcha atrás en busca de la auto caravana. En una curva, una señora muy amable nos recoge al ver que poníamos el dedo, ese dedo de autoestopista que tan poco hemos utilizado algunos y que en ocasiones puede salvarte de una buena caminata. Después, a bordo de la auto-caravana, todo parece más sencillo.

   Ahora, otra vez a orillas del Duero. observo mi entorno ensimismada  Un momento de silencio para concentrarme y pensar en él, decirle que estoy ahí, que dentro de unos instantes penetraré en sus aguas, y presenciaré uno de sus rincones más escondidos. De repente me siento como una intrusa, pero sigo adelante.

   Los Arrives del Duero, un lugar recóndito, escondido al ojo humano, salvo que éste suba a bordo de una de estas barcas. Sus aguas, aquí abrigadas bajo tortuosos acantilados, discurren mansamente. Paredes de doscientos metros de altura, ensombrecen parte del recorrido, dándole un aspecto más misterioso y profundo. El silencio impone. La quietud, tan solo interrumpida por el vuelo del águila real, y alguna que otra ave, cormoranes, grajos etc, me recuerda al principio de la vida, o quizás al final, no sé. "Porque todo en un principio es silencio, y la nada en que se convierte ese todo vuelve a ser silencio".
   Arriba, pegado en las alturas, algún nido abandonado de cigüeña negra, nos habla de su pasado entre estas rocas. Ella, ya no habita por estos lares. Ahí, en medio de la nada dejó su rastro, la impronta de su majestuosa presencia, y  que a buen seguro otras aves más osadas, habitarán a temporadas, dando utilidad a esa enorme cesta ennegrecida por el paso de los años y  testigo de lo que fueran  otros tiempos....

    Más adelante, en un remanso profundo y angosto, las nutrias, sospechosamente camufladas bajo el abrigo de las aguas, aguardan a que el barco se aleje para salir a respirar. Con un poco de suerte, y si el capitán decide parar motores, alguna de ellas se dejará ver, entre las aguas. Asomará su brillante cabeza y quizás con algo de imaginación la veremos sonreír...

  Un búho real, encaramado en una pared, parece contemplar el ocaso del día, expectante, quizás abrigando la posibilidad de empezar a cobrar alguna presa como aperitivo, de su habitual cena diaria...

  Levantamos la mirada otra vez para contemplar una encina, que según cuentan tiene doscientos años,  que vive aferrada a las rocas, y que levanta su tronco verticalmente hacia arriba, desde su base, enraizada mágicamente entre los pedruscos gigantescos de la garganta. Desde ahí, su copa, que en lugar de comportarse como una encina más, se comporta como un árbol de hoja caduca, parece asomarse a las aguas del Duero. Su estampa desde el barco aparece como la de un vigilante desde su atalaya. Como si de su guardián se tratara.

  Observo ahora la vegetación exuberante de la cara norte del acantilado. Un pasillo selvático, que rezuma humedad y frío, que se mira en las aguas del Duero, y se funde con él en sus orillas.

  El barco avanza, y por un momento cierro los ojos, siento que estoy en las mismísimas entrañas del río, que estoy presenciando o mejor dicho irrumpiendo en su intimidad, en los misterios que sus aguas guardan celosamente, en el secreto mundo que conserva desde el privilegio de sus profundidades, en sus silencios, en la paz de sí mismo, y lo estoy viviendo desde aquí, desde su propio corazón.

  Ahora, el barco se da la vuelta y yo, desde la popa miro hacia atrás para dejar grabadas tan bellas imágenes en mi retina. El frío es intenso, La humedad traspasa la ropa, y el aire circula con prisa. Al fin el Duero descansará del ajetreo turístico, al que le tienen sometido y volverá a poner las cosas en orden para el día siguiente.

  Después  al salir del barco, en la misma orilla del río y como telón de fondo, sus aguas, una demostración de aves nos espera..
   Una lechuza, blanca, galante hermosa, orgullosa de su estampa, se posará pacientemente sobre nuestro dedo índice.. Un búho real nos permitirá hacernos fotos a su lado mientras que con sus grandes y redondeados ojos nos mira fijamente hasta casi hipnotizarnos., y como colofón, un águila perdicera sobrevolará nuestras cabezas y se posará en nuestro hombro mostrando su exuberante elegancia.  Entre tanto, una copa de Oporto en la mano que sorbo a sorbo, nos dejará ese sabor extrañamente dulce en el paladar y  pondrá  punto final a esta  inusual visita.